sábado, 19 de enero de 2013

Un texto para reflexionar

La realidad de las personas con diversidad funcional queda perfectamente reflejada en este texto recogido del blog Barriendo por los rincones de Carmen Bravo Arjona. Ella y su escoba quieren hablar de todos los lugares a los que también hay que llegar limpiando pero que a veces no se llega por diversas dificultades. 

Este relato muestra un hecho que todos los que tenemos cerca una persona con diversidad funcional conocemos. Nos enseña el coraje, la fuerza, el optimismo y la superación de todas las personas que tienen alguna limitación. La autocompasión y la mirada compasiva de otras personas no ayuda, entre otras cosas porque cada uno debe mirar dentro de uno mismo y comprender las propias limitaciones y luego hablar de las de otras personas que sean más visibles. La felicidad no depende de la incapacidad de realizar unas cosas u otras sino de la actitud y la fuerza de cada persona. 

Aquí os dejo el texto A ella también le gusta el solecito que puede valernos para reflexionar sobre ello.
    Como a todos independientemente de que sufra parálisis cerebral y lleve 17 años abriéndose camino en el mundo, cuando a las mediodías sale el sol de enero, Elvira te mira de una forma tan especial que sabes que se muere por ir a la calle. Es entonces cuando mi escoba y yo cogemos nuestros trastos y nos vamos con ella, buscamos un banco al sol y nos aposentamos un buen rato hasta que “alguien” se acerca y me dice delante de Elvira:
    -Pobrecita ¿es tu hija?

    Y yo le contesto
    - No, es mi amiga
    - Ya, que pena.
    - Que pena qué.
    - Qué pena vivir así.
    - Así como ¿sentada? Pues más descansada estará digo yo ¿verdad Elvira? 
    Y ante la mirada extrañada y sorprendida de quien se ha acercado, Elvira utiliza su plafón para decirnos que está muy a gusto sentada pero que tumbada todavía estaría más descansadita…(es una cachonda) y nos echamos unas risas junto al “alguien” que se nos ha acercado.
    - ¿Nos escucha? Pregunta “el alguien” sorprendido. 
     
    Y entonces yo me pongo muy seria y contesto:
    - Elvira tiene parálisis cerebral, sufre un trastorno permanente y no progresivo que afecta a su psicomotricidad, o sea a su aparato motor pero su cerebro está perfecto. Nos oye, nos entiende y se acuerda de todos nosotros cuando hablamos de ella y de su parálisis con ella delante sin tener en cuenta precisamente eso, que está delante…
    - Vaya, lo siento. No quería ofender.

    Y entonces “el alguien” se acerca mucho a Elvira, le sonríe y comienza a preguntarle en voz muy alta y de forma muy lenta:
    - Elvira ¿Qué tal estás? ¿te duele mucho? 
     
    Y es entonces cuando mi escoba no puede más y empieza a barrer las losetas del parque (porque o barre o se lía a escobazos con el “alguien” pelma que nos ha tocado)
    - Elvira oye perfectamente, no hace falta que le grites- le digo.
    - Claro, claro. Perdonad. 
    Jeeesus pero por qué cada vez que salimos a la calle no podemos tener el rato tranquilito…
    Yo agradezco que la gente se acerque a hablar con Elvira y a saludarle. De hecho Elvira es supersociable y extrovertida así que le encanta hacer amigos nuevos pero claro, siempre que dejen atrás las penas y los lamentos.
Gracias Carmen

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